La práctica somática del equilibrio en una de las últimas sesiones de Yoga Orgánico nos trajo uno de los temas que más me apasiona. Se trata de los efectos de las prácticas corporales somáticas en lo social y comunitario.

El texto que os traigo es una entrevista a Vanessa Ortiz Rios, ingeniera de diseño de producto, empresaria y gestora de la red de la Fundación Vive la Cumbre. Ella compartió su experiencia en relación al efecto que la práctica del equilibrio, desde la óptica corporal, produjo en su comprensión y experiencia del equilibrio en la relaciones y la comunidad.

Cuando termines de leerla seguro que aquello de que los cambios afuera inician en uno mismo tiene mucho más sentido.

¿Cómo habías practicado hasta ahora las posturas de equilibrio y cuál fue la novedad en la práctica de Yoga Orgánico?

Siempre me dijeron, desde el colegio hasta los gimnasios, que para lograr equilibrio tenia que apretar. Apretar la nalga, el abdomen, las piernas. Y crecí pensando que el equilibrio era estar inmóvil y apretada. Qué si perdía el equilibrio era porque me faltaba tener más fuerza.

En la práctica propuesta en Yoga Orgánico entendí algo que se venia cocinando desde el pensamiento. Pero está vez lo entendí con el cuerpo, en el cuerpo. Viví cómo al entrar en los ejercicios de equilibrio, después de estar en la sensación de fluidez desde la respiración, pude realmente escuchar que era eso del equilibrio. Viví cómo al intentar apretar perdía la posibilidad de lo que realmente mi cuerpo estaba buscando hacer para permanecer en un solo pie.

Experimenté el baile entre movimiento y balance, que realmente no es quietud y apretar si no observar.

¿Qué beneficios te aportó la experiencia?

Muchos. Estoy transitando la ansiedad y la depresión y parte de las formas como decidí transitarlas es dándole un lugar a mi cuerpo. Permitirme escuchar otras conversaciones que no puedo, ni quiero, traducir a palabras. Así que el mensaje fue claro y sutil.

Mi lucha por apretar, para controlar, tanto mi cuerpo,como mi vida, es insostenible. Las ideas que me impongo de los “deber ser” son insostenibles. No se trata de una parte nueva de la vida que necesito ajustar y apretar. Mi cuerpo me hizo sentir cómo es eso de permitir que se manifieste lo que se va necesitando en cada momento. Desde el presente, no desde la idea previa que traia.

¿Contemplas las prácticas corporales somáticas como motores de cambio?

Sí, la relación que tenemos con nuestro cuerpo es un reflejo de cómo entendemos la existencia y la vida. Por eso cuando descubrimos otras formas de relacionarnos, con y desde él, aparecen otras posibilidades relacionales con el mundo. Con el tiempo. Con todo.

Creo que la filosofía y los cambios profundos del ser no tienen porque suceder desde la mente únicamente, se queda corta, le falta cuerpo.

Vivimos esta experiencia humana en forma de cuerpo humano. Y, por eso, es esencial reconocer que con él debemos explorar lo que es la vida, la muerte, el dolor. No son conceptos intelectuales únicamente, si no a la vez físicos. Debemos darle espacio a analizar el mundo desde los mensajes que nos llegan, traducidos desde adentro, de lo que sucede afuera.

Creo que las prácticas corporales somáticas son una herramienta potente que vale la pena explorar. Y que sólo requieren observar y hacerle lugar a lo que ya es y ya está en cada persona.

¿Cómo influyó la experiencia del equilibrio físico en la comprensión del equilibrio en lo relacional y comunitario?

Justo el día de la práctica, mi Fundación entró en un momento de ser conscientes que ya no podíamos seguir dando y haciendo de la misma forma. Y apareció el miedo al desequilibrio. Y, en mi personalmente, el miedo a estar haciendo algo mal y por eso sentir que las cosas se estaban saliendo de control.

Pero con estas comprensiones corporales aparece la invitación a no tenerle miedo a que las organizaciones esten vivas. A que las relaciones que tengo ahí y en otros lugares se desequilibren. A dejar de intentar llevar la idea de apretar y ajustar “tornillos” en mis relaciones. Porque, de alguna forma, no les estoy permitiendo ser si no una de las multiples posibilidades que tienen.

Y en la conversación tras la práctica se contruyó una idea que para mi fue hermosa. Y es llevarlo aún más amplio, al fractal que son las comunidades. Que cuando creemos que la sociedad necesita contención únicamente, esta misma no se desarrolla de forma sana, no se mueve entre los multiples bailes que puede crear.

Vanessa Ortiz Rios

* Foto de Guille Álvarez