personaje

Uno de tantos ejemplos

Imagina que te consideras una persona tolerante.

Para ti es importante ser tolerante. Quizá muchas personas, incluso tú, aprecian tu tolerancia y te aprecian por ella. También puede ser que en tu ambiente de trabajo la tolerancia sea algo muy valorado.

Un día te encuentras con una persona que tiene una clara tendencia abusadora.

Algo en ti te dice que te alejes ¡ya! Pero inmediatamente aparece la idea de que no aceptar a otra persona, con toda us luz y su sombra, no es propio de una persona tolerante. Y tú eres una persona tolerante.

Estás en un momento clave

Si te alejas de la persona que has identificado como potencialment abusadora tu ranking en tolerancia seguramente bajará. Vaya, no siempre soy tolerante. La verdad… no es tan tolerante como parece.

Quizá estás a punto de salvar el pellejo. Pero sí, tu identidad estará entredicho. 

Si decides continuar al lado de esa persona tu identidad de persona tolerante quedará intacta. Incluso puede que salga reforzada, que recibas aplausos o que te los des. Pero es muy probable que el camino junto a alguien con tendencia al abuso ponga en riesgo tu integridad, psicológica o física.

Estás a punto de poner tu identidad, tu personaje, en duda. Pero sí, quizá vas a salvar el pellejo.

 

¿Defiendo mi identidad o cuido mi integridad?

Estos dos polos: mi identidad, lo que pienso que soy o quiero ser, y mi integridad, lo que soy; pueden acercarse o alejarse en diferentes momentos de la vida.

Y saber que cada decisión que tomamos está en algún punto entre ellos, puede ser de mucha ayuda en el cuidado de nuestra salud.

Decidir a qué polo me acerco más con cada paso que doy es una decisión personal que sigue una lógica y una intención que va cambiando a lo largo del tiempo. Pero ser consciente de ello nos da la oportunidad de ir más equipados por la vida.

Puede ser que mostrarme como alguien que a veces es tolerante y a veces no, me resulte demasiado difícil en un momento dado. Y, así, decida empujarme a tolerar las actitudes de esta persona que me ponen en riesgo.

Pero si doy este paso sabiendo esto tengo la oportunidad de cuidarme. Por ejemplo, manejando los tiempos y espacios de relación. O de ponerme manos a la obra con ese obstáculo que me impide poner a mi personaje a un lado cuando es necesario para mantener a salvo mi integridad.

 

Vivir con mi personaje y cuidar mi salud

Mi personaje puede ser mi aliado en el cuidado de mi salud. Solo hay una condición: que no sea él quien tome las decisiones.

Conocer al personaje y hacerlo nuestro aliado es un proceso de vida.

Es a hacia donde nos dirige el recuperar el punto de vista del cuerpo.

 

Tere Puig

Foto de Felicia Buitenwerf en Unsplash