Diagnóstico
Parece evidente que no son lo mismo, pero en la práctica se confunden más de lo que pensamos. Y confundirlos puede afectar a la recuperación de nuestra salud.
Diagnosticar y pronosticar: definiciones de la RAE
Diagnosticar
1. tr. Recoger y analizar datos para evaluar problemas de diversa naturaleza.
2. tr. Med. Determinar el carácter de una enfermedad mediante el examen de sus signos.
Pronosticar
1. Ptr. Predecir algo futuro a partir de indicios.
Un diagnóstico de escoliosis
Nos queda claro que emitir un diagnóstico consiste en recoger una serie de informaciones por diferentes vías y definir, a partir del conocimiento acumulado, el estado en el que se encuentra el organismo.
La recogida de información puede ser a partir de análisis y pruebas asistidas por tecnología o a través de observaciones directas. Este proceso tiene grados de error. En un caso asociados a la fiabilidad de los aparatos que se usan para realizar las mediciones, y en el otro asociados a la capacidad y habilidad de quien observa.
Y también el hecho de diagnosticar en sí está sujeto a un grado de error, ya que el conocimiento acumulado no es total.
De modo que es imprescindible aceptar que todo diagnóstico conlleva un riesgo de error. Pero es un error que podemos de alguna manera acotar.
A mis 16 años me diagnosticaron una escoliosis, me dieron información de grados de desviacion y me dijeron que había una pierna más larga que la otra.
Para el diagnóstico se usaron unas radiografías y exploraciones manuales por parte de un traumatólogo.
Un pronóstico de insalvable dolor
Como se define en la RAE, un pronóstico es una predicción.
Junto al diagnóstico de escoliosis vino un pronóstico que se enunció de esta forma: «A los 30 años no podrás aguantar el dolor de espalda».
Si el traumatólogo hubiera tenido suficientemente clara la diferencia entre diagnóstico y pronóstico, sus palabras hubieran sido algo como: «El X% de personas con un grado de escoliosis como el tuyo desarrollan dolor de espalda y se hace crítico alrededor de los 30 años», por ejemplo.
Tal como lo pronunció, elevó el pronóstico a nivel de diagnóstico. Como si ambos pudieran afirmarse con la misma seguridad, como si ambos tuvieran la misma probabilidad de error.
Los efectos de los pronósticos
Naturalmente, si los errores de diagnóstico existen, los de pronóstico también. Y no solo eso, además su grado es incalculable, igual que sus efectos.
Si como paciente tampoco hubiera tenido clara la diferencia entre diagnóstico y pronóstico hubiera caído, sin duda, en un estado de angustia.
No sé lo que me habría causado ese estado de angustia por dar por cierto y seguro un pronóstico, una predicción. Por fortuna, acepté el diagnóstico por lo que vi en la radiografía, pero no creí en el poder del traumatólogo de adivinar mi futuro.
Vivir con un diagnóstico de escoliosis y un pronóstico abierto
Un diagnóstico te sitúa, te dice dónde estás, con que cuentas y con que no.
Eso es una ventaja enorme. Caminar como si tuviera la espalda recta cuando la tengo en forma de S genera unas tensiones tremendas.
Dejar el pronóstico abierto implica acaptar que desconoces las posibilidades de tu cuerpo para desplegar todo su potencial en las condiciones en las que se encuentra.
Y eso tiene un valor incalculable. Decidiendo a priori de qué es capaz tu cuerpo y de qué no es capaz, limita enormemente su capacidad de reorganización y adaptación.
Tengo que decir que poner en duda el pronóstico que me ofrecieron me llevó a indagar en lo que me ocurría, a empezar a observar mi cuerpo con detenimiento, a tomar opciones que eran completamente nuevas para mi. A día de hoy, con 51 años, todavía no se ha cumplido la profecía: sigo viviendo sin dolor de espalda. Y gran parte de lo que entrego en mis sesiones y artículos lo debo a este recorrido.
¿Qué te pide vivir con un pronóstico abierto?
Vivir sin creer saber lo que te va a ocurrir te pide estar centrado en el placer de estar vivo.
Y lo que te da a cambio es una barbaridad… es la oportunidad de descubrir cada día lo que ayer estaba oculto. Lo que aun estando oculto hace que, incluso contra todo pronóstico, vivas con máxima plenitud.
Tere Puig
Foto de Adrian «Rosco» Stef en Unsplash
Vivir contra todo pronóstico es un buen lema
Sí… 🙂 ¡Un gran abrazo, Rufino!