trabajo corporal
En una sesión de trabajo corporal tan importante es el tiempo de ejecución de un movimiento como el tiempo intermedio entre ellos. Como en la vida. Pero el tiempo sagrado es el del inicio.
En estas líneas lo veremos observando el efecto de las posturas en la liberación de tensiones.
La postura como indicador de tensiones
Por un lado, la postura o movimiento que no forma parte de nuestro repertorio cotidiano nos permite hacer evidentes molestias, o tensiones, que hemos conseguido silenciar en nuestro día a día.
Por ello, si queremos usar la técnica corporal como medio de autoconocimiento es importante estar atentos al automatismo que suele acompañar el proceso de perfeccionamiento técnico.
La postura cómo liberadora de tensión
Por otro lado, determinadas posturas, por su geometría y naturaleza permiten aflojar determinadas zonas del cuerpo y activar otras. Esto nos invita a una interesante redistribución de la tensión. Pero esto no siempre termina sucediendo.
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Decidir en base a un solo parámetro es sencillo, pero no es real
Pretender que una postura o movimiento, o un conjunto de ellas, reordene las tensiones corporales, implica pensar que ese desequililbrio en la tensión corporal depende de un único parámetro: el físico; y dentro de lo físico, el postural.
Solo son necesarios unos meses de práctica corporal, y algo de honestidad, para darse cuenta de que solo moviendo el cuerpo físico no generamos cambios significativos ni duraderos.
Pero que no sea suficiente no quiere decir que no sea necesario. Al contrario, es indispensable, y necesitamos que este trabajo en la dimensión física se desarrolle de manera óptima.
Cómo conseguir que la postura nos ofrezca su mayor beneficio
Por excelente que sea la postura como propuesta para aliviar tal o cual tensión, si la realizamos partiendo de una posición corporal inestable o incómoda solo nos llevará producir una tensión sobre otra.
Si tengo que hacer un esfuerzo para estar sentado, las beneficiosas torsiones de cabeza serán una tortura que aumentará la tensión lumbar que ya estoy haciendo sin ni siquiera haber movido un dedo.
Si tengo que poner tensión en el pubis para proteger mi dolorida rodilla, las excelentes flexiones de columna serán otra tortura que aumentará mi tensión en ingles y bajo vientre.
Y así podríamos seguir.
El tiempo sagrado es el del inicio
De modo que el tiempo que dediques a encontrar tu postura de estabilidad para iniciar cualquier movimiento será la clave para obtener los beneficios que el trabajo corporal te puede ofrecer. Y comentábamos el otro día en clase, que este hábito trasladado a nuestra vida cotidiana marca una diferencia.
En el vídeo puedes ver este proceso de atención y ajuste que proponemos en nuestras sesiones. Busca un lugar cómodo y disfrútalo…
Tere Puig
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