conocimiento de sí mismo
Si no consigues tocar las puntas de tus pies manteniendo tus piernas extendidas es porque…
“… tus isquiotibialies son cortos”.
“… te falta flexibilidad”.
“… debes practicar más”.
“… tu segundo chakra está bloqueado”.
…
¿Te suena?
En estas situaciones vemos que se da por sentado que tocarse las puntas de los pies manteniendo tus piernas extendidas es algo que te define como persona idónea, adecuada, quizá saludable, quizá deseable.
Y observamos que, una vez problematizada la situación de no conseguirlo, las propuestas de “mejora” surgen de las suposiciones por parte de quien enseña, sobre de una serie de características del practicante.
Así, muchas enseñanzas de yoga, y de tantas otras técnicas, lanzan de manera sistemática sobre quien practica una serie de conclusiones que éste acaba por hacer suyas. Y es muy probable que a este proceso de hacer nuestras las suposiciones de otro, acabemos llamándole autoconocimiento.
Con la irrupción de la Anatomía Experiencial en mi vida, porque no solo entró en mi práctica, me di cuenta que lo que yo había llamado conocimiento de sí mismo en los anteriores 20 años era en realidad la aceptación paulatina del conocimiento de otros sobre mi cuerpo, mis emociones, mis pensamientos, mis circunstancias, mis estrategias de vida.
En el 2008, con la práctica de la Anatomía Experiencial de la mano de Jader Tolja – lo nombro y lo ubico en el tiempo porque para mi no hay duda de que con otra persona o con la misma en otro tiempo, mi aprendizaje hubiera sido otro – brotó la investigación corporal.
Fue entonces que dejé de aceptar como autoconocimiento las suposiciones de otros sobre mi. Y de reconocer como vía para el conocimiento de sí mismo las técnicas sostenidas por tales suposiciones.
La investigación corporal es el conocimiento de sí mismo y nuestros vínculos a partir de la propia experiencia. O de la experiencia compartida cuando la investigación es grupal.
Cómo hacer que las sesiones de yoga sean espacios para el conocimiento de sí mismo
Puedo hablarte del proceso en mi trayectoria profesional, que se ha desarrollado de manera paulatina, y de lo que quienes han participado en nuestras especializaciones me han compartido:
Las suposiciones sobre el cuerpo y los cuerpos de quien enseña, junto con las suposiciones de todos los que participan en las sesiones, se ubican en un lugar que favorece el descubrimiento de una realidad dinámica, en lugar de entorpecerlo.
Hay cosas que ganas y cosas que pierdes
A raíz de la práctica de la Anatomía Experiencial empecé a entrenarme en ese reposicionamiento.
No me costaba porque el placer de lo que sucedía era grande: nos contemplaba desplegándonos y se me abría un paisaje inmenso que jamás había explorado.
Y el precio que pagaba nunca fue demasiado alto para mi en estos años: tuve que asumir que una parte de las suposiciones que durante 20 años sustentaron mis prácticas no era del todo ciertas o eran totalmente falsas.
Si pensar en pagar este precio en realidad te provoca un alivio, probablemente es el momento de dar un giro. Y aquí estamos para acompañarte en el proceso si así lo quieres.
Si ya has vivido el proceso y te apetece compartir tu experiencia en El punto de vista del cuerpo, seguro que nos ayuda muchísimo a poner palabras cada vez más precisas a lo que llamamos investigación corporal, autoconocimiento, conocimiento de sí mismos o técnicas somáticas.
Te lo agradezco desde ya.
Tere Puig
(*) Foto de Dylan Gillis en Unsplash
Comentarios recientes