La educación somática no tiene que ver con una transmisión de conocimiento, sino con una generación de conocimiento. Es un proceso de investigación conjunta en el que se implica todo el cuerpo.
La educación somática no es una innovación educativa
Lo tuve claro cuando pude conocer cómo es la enseñanza de saberes tradicionales en las zonas rurales de Burkina Faso y Senegal que he podido visitar.
Allí no le llaman somática. De hecho no lo llaman, es la forma de estar en el mundo. Es su manera de existir, también de enseñar y aprender: con todo el cuerpo, con el cuerpo que siente y que somos.
Allí pude observar con absoluto respeto, y también compasión, nuestro afán por recuperar lo que desde hace tiempo se nos escapa de las manos. Lo que en estas tierras hemos llamado Educación Somática.
La recuperación de un hacer ancestral
Hace un par de días llegó a mis manos una entrevista a Elvira Espejo, tejedora y narradora de Ayllu Qaqachaka (Bolivia).
Son muchas, y enormes, las coincidencias entre lo que ella narra sobre su comunidad y lo que presencié en las comunidades africanas que conocí.
Y escribo para dejar aquí algunas de sus palabras, que definen con absoluta claridad y sencillez lo que aquí llamamos educación somática. Y nos deja ver cómo es tratado hoy en día este hacer ancestral.
Para generar conocimiento las palabras que no se entienden son de poca utilidad.
«Mi abuelo nos explicaba con sus historias de dónde venimos para saber adónde vamos».
«Es un saber milenario que nos ha dotado de nuestra filosofía, epistemología, teología… Parecen cuentos, pero si sabe escucharlos verá que son mucho más».
Pensamos con todo el cuerpo.
«Tejer es pensar. Nosotros pensamos con la yema de nuestros dedos, que cuentan cuentos con los hilos. Y los colores son las palabras con que la tierra y sus minerales nos hablan para crear esas historias».
El poder no cabe en la enseñanza y aprendizaje de enfoque somático.
«El aula, cuando un profesor solo da órdenes sin aprender con sus alumnos, se convierte en jaula. Nosotros aprendemos de forma comunal, horizontal, libre… Sin órdenes».
No es necesario estar en un aula para aprender. Y aprendemos con todo el cuerpo.
«Tenemos la nuestra [disciplina], que no habla solo para los ojos y las letras. Aprendemos con todos los sentidos: vamos descalzos y nuestros pies toman apuntes de la tierra».
La educación somática entra en conflicto con los sistemas de enseñanza que sirven a estructuras de poder.
«…en la universidad éramos pobrecitos ignorantes a los que había que educar en la verticalidad de la transmisión del saber. En cambio, nosotros aprendemos en equipo en horizontal y entre todos».
La respuesta a ¿Qué nos falta en las universidades de autoridad vertical occidentales?
«Incorporar todos los sentidos a la experiencia de aprender, que es la humana».
No puedo evitar pensar la cantidad de puntos en común que encontraría hablando con personas de otras comunidades no industrializadas. A ver si tengo suerte y entre las personas lectoras hay quien quiera aportar su testimonio al respecto.
Gracias por ser parte de esta labor de recuperación de la educación y la forma de vida que queremos.
Tere Puig
* Foto de Robert Linder en Unsplash
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